La Rehabilitación Al Drogadicto.
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Introducción.-
La experiencia en diversos países indica que el consumo de drogas adictivas puede generalizarse y adquirir características “epidémicas”. Por otra parte, en algunos países, incluyendo México, ha aumentado la tendencia a usar simultánea o sucesivamente combinaciones de varias sustancias; por ejemplo: anfetaminas con barbitúricos o bien marihuana con alcohol, con lo cual se acentúan sus efectos tóxicos; también se modifica la vía de administración de las drogas para acentuar sus efectos, por ejemplo: las anfetaminas (que se utilizaban por vía oral) y la cocaína (que se inhalaba) en la actualidad pueden usarse por vía intravenosa, con lo cual aumenta además su peligrosidad. Por su parte, el consumo de alcohol y tabaco ha alcanzado proporciones importantes en la población en general y específicamente en grupos de cada vez menor edad.
Muchas personas no se dan cuenta de que la adicción es una enfermedad del cerebro. Si bien el camino a la drogadicción comienza con el acto de consumir la droga, con el tiempo la habilidad de la persona para poder tomar la decisión de no consumirla queda comprometida, y la búsqueda y el consumo de la droga se vuelven compulsivos. Esta conducta es en gran parte el resultado de los efectos que tiene la exposición prolongada a la droga en el funcionamiento del cerebro. La adicción afecta diversos circuitos del cerebro, entre ellos, los relacionados con la gratificación y la motivación, el aprendizaje y la memoria, y el control sobre las inhibiciones que afectan el comportamiento. Algunas personas son más vulnerables que otras a volverse adictas, según su estructura genética, edad de exposición inicial a las drogas, otras influencias ambientales y la interacción de todos estos factores.
A menudo la adicción implica no solamente la necesidad compulsiva de consumir la droga, sino también consecuencias que conllevan grandes repercusiones. Por ejemplo, el abuso de drogas y la adicción aumentan el riesgo de desarrollar muchas otras enfermedades mentales y físicas asociadas a una manera de vivir marcada por el abuso de drogas o los efectos tóxicos de las mismas.
Asimismo, hay comportamientos disfuncionales muy diversos que pueden derivarse del abuso de drogas e interferir con el desempeño normal del adicto en la familia, el trabajo y la sociedad en general.
Concepto.-
La drogadicción es una enfermedad compleja, caracterizada por el deseo vehemente, la búsqueda y el consumo compulsivo y en ocasiones incontrolable de drogas, que persisten a pesar de las consecuencias extremadamente negativas.
Como el abuso de drogas tiene tantas dimensiones y altera tantos aspectos de la vida de la persona, el tratamiento no es sencillo. Los programas de tratamiento eficaces suelen incorporar muchos componentes, cada uno dirigido a un aspecto particular de la enfermedad y sus consecuencias. El tratamiento para la adicción debe ayudar al toxicómano a dejar de usar las drogas, a mantener un estilo de vida libre de las mismas y a lograr un funcionamiento productivo en la familia, el trabajo y la sociedad. Puesto que la adicción es una enfermedad, los usuarios simplemente no pueden dejar de consumir drogas por unos días y curarse. La mayoría de los pacientes requieren cuidados a largo plazo o ciclos repetidos de tratamiento para lograr la meta final de abstinencia sostenida y recuperación de sus vidas.
La investigación científica y la práctica clínica han demostrado el valor de continuar los cuidados en el tratamiento de la adicción, con una variedad de enfoques que han sido probados e integrados en entornos residenciales y comunitarios. Al mirar hacia el futuro, aprovecharemos los resultados de nuevas investigaciones sobre la influencia de la genética y el medio ambiente en el funcionamiento y expresión de los genes (la epigénesis), los cuales vaticinan el desarrollo de tratamientos personalizados.
El tratamiento para la drogadicción tiene como finalidad ayudar al adicto a dejar la búsqueda y el consumo compulsivos de la droga. El tratamiento puede darse en una variedad de entornos, de muchas formas distintas y por diferentes periodos de tiempo. Puesto que la drogadicción suele ser un trastorno crónico caracterizado por recaídas ocasionales, por lo general no basta con un solo ciclo de tratamiento a corto plazo. Para muchas personas, el tratamiento es un proceso a largo plazo que implica varias intervenciones y supervisión constante.
Existen varios enfoques con base científica para tratar la drogadicción. El tratamiento para la drogadicción puede incluir terapia de la conducta (como terapia individual o de grupo, terapia cognitiva o manejo de contingencias), medicamentos o una combinación de ellos. El tipo Los mejores programas de tratamiento ofrecen una combinación de terapias y otros servicios para satisfacer las necesidades individuales de cada paciente.
Componentes de un tratamiento integral para el abuso de drogas
• Servicios para el VIH/SIDA
• Servicios educativos
• Servicios para el cuidado de niños
• Servicios financieros
• Servicios médicos
• Servicios de vivienda/ transporte
• Servicios de salud mental
• Servicios para la familia
• Servicios vocacionales
• Servicios legales
• Servicios de entrada/ evaluación
• Plan de tratamiento
• Farmacoterapia
• Continuación de cuidados
• Cuidados clínicos y manejo de casos
• Terapia de la conducta y consejería
• Monitoreo del uso indebido de sustancias
• Grupos de autoayuda con personas con problemas similares específico de tratamiento o la combinación de tratamientos varía según las necesidades individuales del paciente y, con frecuencia, según el tipo o los tipos de drogas que use.
La gravedad de la adicción y los intentos anteriores para dejar de consumir drogas también pueden influir en el enfoque del tratamiento. Finalmente, los adictos suelen sufrir de otros problemas de salud (incluyendo otros trastornos mentales), ocupacionales, legales, familiares y sociales, los cuales deben tratarse de forma concurrente.
Puntos
Principios de tratamientos eficaces
1. La adicción es una enfermedad compleja pero tratable que afecta el funcionamiento del cerebro y el comportamiento. Las drogas de abuso alteran la estructura y la función del cerebro, lo que ocasiona cambios que persisten mucho tiempo después de haber cesado el consumo de las drogas. Esto explica por qué las personas que han tenido problemas de drogadicción corren el riesgo de recaídas incluso después de largos periodos de abstinencia y a pesar de las consecuencias potencialmente dañinas.
2. No hay un solo tratamiento que sea apropiado para todas las personas. Es de suma importancia lograr una combinación adecuada del tipo de ambiente, las intervenciones y los servicios de tratamiento con los problemas y las necesidades particulares de cada paciente, para que dicha persona logre el éxito final regresando a funcionar productivamente en la familia, el trabajo y la sociedad.
3. El tratamiento debe estar fácilmente disponible en todo momento. Ya que las personas con problemas de drogadicción pueden tener dudas sobre si comenzar o no un tratamiento, es muy importante aprovechar los servicios disponibles cuando ellos indiquen que están listos para recibir tratamiento. Se puede perder a pacientes potenciales si los tratamientos no están disponibles inmediatamente o si no son de acceso fácil. Como ocurre con otras enfermedades crónicas, mientras más pronto se ofrezca el tratamiento en el proceso de la enfermedad, mayor será la probabilidad de resultados positivos.
4. El tratamiento eficaz abarca las necesidades diversas de la persona, no solamente su problema de abuso de drogas. Para que el tratamiento sea eficaz, debe no sólo abordar el problema del abuso de drogas del paciente, sino también cualquier otro problema médico, psicológico, social, vocacional y legal que tenga. Igualmente, es importante que el tratamiento sea apropiado para la edad, sexo, grupo étnico y cultura de cada paciente.
5. Para que el tratamiento sea eficaz, es esencial que el paciente lo continúe durante un periodo adecuado de tiempo. La duración apropiada del tratamiento depende del tipo y la severidad de los problemas y las necesidades de cada persona. Las investigaciones indican que la mayoría de los pacientes requieren por lo menos tres meses de tratamiento para reducir de forma significativa o detener el consumo de drogas, pero que los mejores resultados se logran con periodos más largos de tratamiento. La recuperación de la drogadicción es un proceso a largo plazo y con frecuencia requiere varios ciclos de tratamiento. Como sucede con otras enfermedades crónicas, puede haber recaídas en el abuso de drogas, lo que indica la necesidad de restablecer o ajustar el tratamiento. Puesto que muchas personas suelen dejar el tratamiento prematuramente, los programas deben incluir estrategias que comprometan y mantengan a los pacientes en tratamiento.
6. La terapia individual y de grupo, además de otros tipos de terapia de la conducta, son las formas de tratamiento más comunes para el abuso de drogas. Las terapias de la conducta varían según su enfoque y pueden estar orientadas a dirigir la motivación que tiene el paciente para cambiar, brindar incentivos para la abstinencia, desarrollar habilidades para rechazar el uso de la droga, reemplazar actividades donde se consumen drogas por actividades constructivas y gratificantes, mejorar las aptitudes para resolver problemas y propiciar mejores relaciones interpersonales. De igual manera, la participación durante y después del tratamiento en terapias de grupo y otros programas de apoyo puede ayudar a mantener la abstinencia.
7. Para muchos pacientes, los medicamentos constituyen un elemento importante del tratamiento, especialmente cuando se combinan con la orientación psicológica y otros tipos de terapia de la conducta. Por ejemplo, la metadona y la buprenorfina son eficaces para ayudar a los adictos a la heroína y otros opioides a estabilizar su vida y reducir el uso de drogas ilícitas. La naltrexona también es un medicamento eficaz para ciertas personas adictas a sustancias opioides y para algunos pacientes que sufren de dependencia al alcohol. Otros medicamentos para el tratamiento de la dependencia al alcohol incluyen el acamprosato y el disulfiram. Para las personas adictas a la nicotina, los productos de reemplazo de la nicotina (como parches, chicles o pastillas para chupar) o un medicamento oral (como el bupropión o la vareniclina) pueden ser componentes eficaces del tratamiento cuando forman parte de un programa integral de tratamiento de la conducta.
8. El tratamiento de cada paciente debe ser evaluado continuamente y, de ser necesario, modificado para asegurar que se mantenga a la par con cualquier cambio en su condición. El paciente puede requerir distintas combinaciones de servicios y componentes de tratamiento durante el curso de su tratamiento y recuperación. Además de la orientación psicológica o la psicoterapia, el paciente puede necesitar medicamentos, servicios médicos, terapia familiar, instrucción para la crianza de los hijos, rehabilitación vocacional o servicios sociales y legales. Para muchos pacientes, un enfoque de cuidado sostenido, con una intensidad variable en el tratamiento según las necesidades cambiantes de la persona, es el que contribuye a mejores resultados.
9. Muchas personas con problemas de drogadicción también tienen otros trastornos mentales. Como el abuso de drogas y la adicción son ambos trastornos mentales, a menudo se presentan concurrentemente con otras enfermedades mentales. Aquellos pacientes que presentan uno de estos trastornos deben ser evaluados para identificar si tienen algún otro tipo de trastorno mental. Cuando estos problemas se presentan simultáneamente, el tratamiento debe estar dirigido a los dos (o más) problemas, y debe incluir el uso de medicamentos si fuera necesario.
10. La desintoxicación médica es sólo la primera etapa del tratamiento para la adicción y por sí misma hace poco para cambiar el abuso de drogas a largo plazo. Aunque a través de la desintoxicación médica se pueden manejar de forma segura los síntomas físicos agudos de la abstinencia y, en ciertos casos, allanar el camino para un tratamiento de la drogadicción eficaz a largo plazo, la desintoxicación por sí sola rara vez es suficiente para ayudar a los adictos a lograr una abstinencia duradera. Por esta razón, se debe exhortar a los pacientes para que continúen el tratamiento para la drogadicción después de la desintoxicación. Si la motivación y las estrategias de incentivos iniciadas cuando el paciente ingresó en el tratamiento se mejoran, es posible también mejorar el cumplimiento con el tratamiento.
11. El tratamiento no tiene que ser voluntario para ser eficaz. Las sanciones o los premios provenientes de la familia, el ambiente laboral o el sistema de justicia penal pueden incrementar significativamente el número de pacientes que ingresan a los programas de tratamiento, el índice de permanencia en ellos y el éxito final de las intervenciones de tratamiento para la drogadicción.
12. El uso de drogas durante el tratamiento debe ser supervisado constantemente, ya que pueden ocurrir recaídas durante el tratamiento. El hecho de saber que el uso de drogas se vigila puede ser un gran incentivo para los pacientes y puede ayudarlos a resistir el impulso de consumir drogas. El monitoreo también sirve como indicador temprano de una recaída en el uso de drogas, lo que puede indicar que es necesario reajustar el plan de tratamiento del paciente para que se adapte mejor a sus necesidades.
13. Los programas de tratamiento deben incluir exámenes para el VIH/SIDA, la hepatitis B y C, la tuberculosis y otras enfermedades infecciosas, además de brindar una terapia especialmente dirigida a ayudar a los pacientes a modificar o cambiar aquellas conductas que los ponen en riesgo de contraer o transmitir enfermedades infecciosas. Típicamente, el tratamiento para el abuso de drogas aborda algunas de las conductas relacionadas con las drogas que ponen a las personas en peligro de enfermedades infecciosas. La orientación psicológica específicamente dirigida a reducir el riesgo de enfermedades infecciosas puede ayudar a los pacientes a seguir reduciendo o evitar comportamientos asociados al consumo de sustancias u otros comportamientos de alto riesgo. Asimismo, la orientación psicológica puede ayudar a los que ya están infectados a manejar su enfermedad. A su vez, el comprometerse con un tratamiento para el abuso de sustancias puede facilitar el cumplimiento de otros tratamientos médicos. Los pacientes pueden mostrarse renuentes a someterse a la prueba para detectar el VIH (y otras enfermedades infecciosas); por lo tanto, es primordial que los profesionales del tratamiento fomenten y apoyen las pruebas de detección del VIH e informen a los pacientes que se ha comprobado que la terapia antirretroviral altamente activa (HAART, por sus siglas en inglés) es eficaz para combatir el VIH, incluso en las poblaciones de personas con problemas de drogadicción.
Beneficios
Además de detener el abuso de drogas, la meta del tratamiento es que el paciente vuelva a funcionar productivamente en la familia, el trabajo y la sociedad. De acuerdo con estudios de seguimiento de pacientes que han estado en tratamiento durante periodos prolongados, la mayoría de los que entran y permanecen en tratamiento dejan de usar drogas, reducen su actividad delictiva y mejoran su desempeño ocupacional, social y psicológico. Por ejemplo, se ha demostrado que los toxicómanos que reciben tratamiento con metadona muestran una mayor participación en la terapia de la conducta y una reducción tanto en el consumo de drogas como en el comportamiento delictivo. Sin embargo, los resultados de los tratamientos individuales dependen del alcance y la naturaleza de los problemas que presente el paciente, de la calidad del tratamiento y los servicios relacionados usados para tratar estos problemas, y de la calidad de la interacción entre el paciente y los proveedores del tratamiento.
Los índices de recaída para la adicción se asemejan a los de otras enfermedades crónicas como la diabetes, la hipertensión y el asma.
Al igual que otras enfermedades crónicas, la adicción puede ser manejada con éxito. El tratamiento permite contrarrestar los efectos sumamente disruptivos que tiene la adicción sobre el cerebro y el comportamiento y que el paciente recupere el control de su vida. La naturaleza crónica de la enfermedad significa que la reincidencia en el abuso de drogas no sólo es posible sino también probable, con índices de recaída similares a los de otras enfermedades crónicas bien caracterizadas, tales como la diabetes, la hipertensión y el asma (véase el diagrama “Comparación de los índices de recaída entre la drogadicción y otras enfermedades crónicas”), que tienen componentes tanto fisiológicos como conductuales.
Lamentablemente, cuando ocurre una recaída muchos consideran que el tratamiento ha sido un fracaso. Pero no es así. El tratamiento exitoso de la adicción suele requerir una evaluación continua y modificaciones que sean apropiadas, semejantes al enfoque adoptado para otras enfermedades crónicas. Por ejemplo, cuando un paciente recibe tratamiento activo para la hipertensión y los síntomas disminuyen, se considera que el tratamiento es exitoso, aun cuando los síntomas puedan reaparecer al descontinuar el tratamiento. Para el paciente con adicción, las recaídas en el abuso de drogas no indican fracaso; más bien significan que el tratamiento tiene que ser restablecido o ajustado, o que se necesita un tratamiento alternativo .
Consecuencias
Los costos del abuso de sustancias le cuestan solamente a los Estados Unidos más de medio billón de dólares anualmente y el tratamiento puede ayudar a reducir esos costos.
Se ha demostrado que el tratamiento para la drogadicción reduce los costos sociales y de salud en una escala mucho mayor que el costo mismo del tratamiento. El tratamiento es mucho menos costoso que sus alternativas, como es el encarcelamiento de los adictos. Por ejemplo, el costo promedio de un año de tratamiento de mantenimiento con metadona es de alrededor de US$4,700 por paciente, mientras que un año de prisión cuesta aproximadamente US$24,000 por persona.
El tratamiento de la drogadicción reduce el consumo de drogas y sus costos sociales y de salud.
De acuerdo con varios cálculos conservadores, cada dólar invertido en programas de tratamiento de la adicción proporciona un retorno de entre US$4 y US$7 solamente en la reducción de los delitos relacionados con las drogas, los costos al sistema de justicia penal y el robo. Cuando se incluyen los ahorros relacionados con el cuidado de la salud, los ahorros totales pueden superar los costos en una proporción de 12 a 1. También existen ahorros importantes para la persona y para la sociedad, que provienen de la disminución considerable de los conflictos interpersonales, el aumento de la productividad laboral y la reducción de los accidentes vinculados con las drogas, como las sobredosis y muertes.
Bibliografia:
www.wikipedia.org
Enciclopedia Microsoft® Encarta® 2003.
Nueva Enciclopedia Tematica Grolier 2012
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