viernes, 1 de julio de 2022

El CUENTO DE CAPERUCITA ROJA - version. 1976 - RESUMEN CORTO

 

 




  El CUENTO DE CAPERUCITA ROJA
Versión 1976

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Había una niña tan linda que todos se prendaban de ella en cuanto la veían. Su abuela, más que nadie, hacía lo imposible para demostrarle su gran cariño.

Una vez le regaló una caperucita de terciopelo rojo, y como le sentaba muy bien y la llevaba siempre porque no quería ponerse otra cosa en la cabeza, la llamaban “Caperucita Roja”.

Cierto día su madre le dijo:

Caperucita, toma estos bollos y una botella de vino y llévalos a casa de la abuela, porque está enferma y débil. Pórtate bien, no le desordenes las cosas de su cuarto y no olvides darle los buenos días. Ve con cuidado y no te distraigas por el camino, porque puedes caerte y romper la botella, y entonces la pobre abuela se quedaría sin nada.

La abuela vivía en el bosque, a media hora de distancia del pueblo.

Cuando Caperucita llegó al bosque encontró un lobo. Caperucita no sabía que era una fiera muy mala y no se asustó.

¡Buenos días, Caperucita! dijo el lobo.

lobo; buenos días.

Mil gracias,

¿Adónde vas tan temprano, Caperucita?

-A casa de mi abuelita.

¿Qué llevas debajo del delantal?

Bollos y vino para que lo tome la pobre abuelita, que está enferma.

¿Dónde vive tu abuela, Caperucita?

A un buen cuarto de hora de aquí, dentro del bosque, en la casita situada bajo las tres grandes encinas, donde están los avellanos. ¡Si,  tú debes conocerla! dijo Caperucita.

El lobo pensaba:

“Esta tierna niña es un buen bocado, que sabrá aún mejor que la vieja. Ya me arreglaré para atraparlas a las dos.”

Después de acompañar un rato a Caperucita, le dijo:

¡Caperucita, cuántas hermosas flores hay a tu alrededor! ¿Por qué no las miras ni escuchas el lindo canto de los pajarillos? ¡Tan alegre como está todo en el bosque, y tú caminas como si fueras a la escuela!

Caperucita miró en torno suyo, y viendo cómo los rayos del sol jugaban por entre los árboles y el suelo cubierto de flores, pensó:

“Si llevo a la abuelita un ramo de flores, se alegrará. Aún es muy temprano y llegaré a tiempo.”

Corrió por el bosque y empezó a recoger flores. Siempre que encontraba una pensaba que más allá habría una más hermosa todavía, y de esta manera, distraídamente, se alejó mucho del sendero.

El lobo aprovechó la ausencia de Caperucita y se fue directamente a casa de la abuela y llamó a la puerta.

¿Quién llama?

¡Caperucita, que te trae bollos y vino! ¡Abre!

Empuja un poco la cerradura

Exclamó la abuela, estoy débil y no puedo levantarme.

El lobo apretó la cerradura, entró y, sin decir una palabra, se fue derecho a la cama de la abuela y se la tragó. Luego se puso sus vestidos y su gorro, se metió en la cama y corrió las cortinas.

Entretanto, Caperucita había ido recogiendo flores. Cuando ya no pudo llevar más, se acordó de la abuelita y se puso de nuevo en camino.

 Al ver la puerta abierta, se sorprendió, y una vez dentro de la casa, el cuarto le pareció tan extraño, que pensó:

“Dios mío, tengo miedo hoy y, en cambio, otros días me gustaba mucho estar con la abuelita!”

Y dijo:

¡Buenos días! pero no recibió contestación.

Entonces descorrió las cortinas y se acercó a la cama: allí estaba la abuela, con el gorro que le tapaba toda la cara y hecha un adefesio.

Pero, abuelita, ¡qué orejas tan grandes tienes!

-Para poder oírte mejor.

-Pero, abuelita, ¡qué ojos tan grandes tienes!

Para poder verte mejor.

Pero, abuelita, ¡qué manos tan grandes tienes!

Para poder agarrarte mejor.

Pero, abuelita, ¡qué boca tan grande tienes!

Para poder comerte mejor.

Y cuando el lobo hubo dicho esto, se lanzó de un salto sobre Caperucita y la devoró.

Cuando la fiera hubo saciado su hambre, se metió de nuevo en la cama, se durmió y empezó a roncar.

Pasaba por allí un cazador que, al oír los ronquidos, se dijo:

“,Cómo puede roncar de este modo esa anciana? Entraré a ver si le ocurre algo.”

Así lo hizo, y cuando se acercó a la cama vio al lobo.

¡Por fin te encuentro, viejo pillo!

dijo ¡Hace tiempo que venia buscándote!

Quiso matarlo con la escopeta, pero pensó que el lobo podía haber devorado a la abuela y que acaso aún estaba a tiempo de salvarla. No disparó, sino que echó mano de unas tijeras y abrió el vientre al lobo dormido. Después de unos cuantos tijeretazos, la niña salió de la barriga del lobo y exclamó:

¡Dios mío, cómo me he asustado!, ¡Qué oscuro estaba ahí dentro!

Luego salió también la abuela, que apenas podía respirar.

Caperucita fue corriendo a buscar piedras grandes y con ellas rellenó el cuerpo del lobo.

Cuando el animal se despertó, se sintió muy pesado, pero creyó que era debido a una difícil digestión por haber comido con exceso. Tenía tanta sed que se fue al arroyo, y al agacharse para beber, el peso de su vientre hizo que se cayera al agua y se ahogase.

Los tres se alegraron mucho: el cazador se llevó la piel del lobo, la abuela se comió los bollos y bebió el vino que Caperucita le había llevado y pronto se repuso y recobró sus fuerzas.

Caperucita se dijo:

“En mi vida volveré a desviarme del camino ni a entretenerme en el bosque cuando mi madre me lo prohíba, desobedeciéndo sus órdenes.”

Fin.

 

El Nuevo Tesoro de la Juventud Tomo 01 Cumbre 1976 BR











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Bibliografia:

Enciclopedia Moderna, Enciclopedia Britanica® 2011
Nueva Enciclopedia Tematica Grolier 2012
Enciclopedia Microsoft® Encarta® 2009.
https://www.ecured.cu 
www.wikipedia.org
 Enciclopedia de Conocimientos Fundamentales - UNAM - Siglo XXI 
 El Nuevo Tesoro de la Juventud Tomo 01 Cumbre 1976 BR

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