EL ORIGEN DE LOS
CUENTOS PARA NIÑOS
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Se entiende por
literatura infantil la literatura dirigida hacia el lector infantil, más el
conjunto de textos literarios que la sociedad ha considerado aptos para los más
pequeños, pero que en origen se escribieron pensando en lectores adultos (por
ejemplo Los viajes de Gulliver, La isla del tesoro, El libro de la selva o
Platero y yo). Podríamos definir entonces la literatura infantil (y juvenil)
como aquella que también leen niños (y jóvenes).
En otro sentido del
término, menos habitual, comprende también las piezas literarias escritas por
los propios niños. Por otro lado, a veces se considera que el concepto incluye
la literatura juvenil, escrita para o por los adolescentes; pero lo más
correcto es denominar al conjunto literatura infantil y juvenil o abreviado
LIJ.
La literatura para
niños ha pasado de ser una gran desconocida en el mundo editorial a acaparar la
atención del mundo del libro, donde es enorme su producción, el aumento del
número de premios literarios de LIJ y el volumen de beneficios que genera. Esto
se debe en gran parte al asentamiento de la concepción de la infancia como una
etapa del desarrollo humano propia y específica, es decir, la idea de que los
niños no son, ni adultos en pequeño, ni adultos con minusvalía, se ha hecho
extensiva en la mayoría de las sociedades, por lo que la necesidad de
desarrollar una literatura dirigida y legible hacia y por dicho público se hace
cada vez mayor.
La literatura para
niños ha tenido, tradicionalmente, un foco muy marcado en la transmisión de una
moral específica. Con el pasar de los años, estas "morales" se han
ido adaptando y es por ello que en muchos cuentos tradicionales, se han
alterado los finales o incluso su núcleo argumental.
Jean Piaget ha
demostrado que el niño "crea" como mecanismo natural para descubrir
su entorno.
La literatura para
niños, ha funcionado como un mecanismo formativo-rector de adaptación del niño
a su contexto social.
EL CUENTO INFANTIL
Es el que se refiere
o que va dirigido para los niños. Siempre ha sido importante bien establecer
los conceptos vinculados con los términos que corrientemente son de aplicación.
Actualmente puede
utilizarse la expresión cuento infantil para señalar o para referirse a los
cuentos escritos por niños.
Los términos cuento
infantil y cuento para niños con cierta frecuencia se suelen utilizar como
sinónimos, pero hoy día se constata :
a) una alta alfabetización de los niños en
el correr del siglo XX y en lo que va del siglo XXI ;
b) una gran promoción de la creatividad en
el sistema escolar, en sus diversas formas, y ya desde edades tempranas;
c) el establecimiento de concursos
literarios para niños con relativa frecuencia en las últimas décadas
Los cuentos han sido
parte del crecimiento de muchos, si no es que de todos los seres humanos desde
tiempos muy antiguos, permiten jugar con la imaginación, fantasear y crear
nuevos mundos, personajes, paisajes, seres irreales. Estos les ayudan también
en el habla y en el desarrollo de cómo expresarse y tener interacción con otros
tipos de comunicación. Esta es una forma clara de abrir nuestra mente a cosas
nuevas, la creatividad y la enseñanza son parte fundamental de estos ya que el
leerlos no solo te divierte o entretiene, si no te aporta conocimiento o
aprendizaje para la vida diaria. Es importante impulsar la lectura de estos ya
que así estas tradiciones no se perderán, existen cuentos mexicanos que
resaltan la belleza de nuestras costumbres, de esta forma alimentamos el habito
familiar de leer, revivir tradiciones culturales y tener niños con la capacidad
de imaginar.
Resulta imposible
averiguar quiénes han sido los autores de muchos cuentos famosos que han
llegado a nosotros en el transcurso de los siglos. Con el tiempo sus nombres se
han olvidado o se han perdido. Así sucede con la extensa antología que se
conoce por Las mil y una noches, colección de cuentos orientales llena de
fantásticos personajes de Asia. Su origen hay que buscarlo en muy antiguas narraciones
anónimas chinas, persas, indias y egipcias. Del idioma original, el
orientalista J. C. Mardrus las tradujo al francés, y luego los cuentos fueron
vertidos al castellano por el escritor Blasco Ibáñez. Actualmente existen otras
traducciones.
Las mil y una noches
contiene famosas historias muy divulgadas en el mundo de los niños, tales como:
Aladino y la lámpara
maravillosa, Alí Babá y los cuarenta ladrones y Simbad el marino.
STRAPAROLA FUE UN
HERALDO DE LA LITERATURÁ INFANTIL
En Venecia, la
hermosa ciudad que ya por sí misma parece un cuento de hadas, cuyos antiguos
palacios y magníficos templos levantan su majestad entre las aguas tranquilas
del Adriático, como por obra de la varita de un mago, vivía, en los comienzos
del siglo xvi, un hombre que se llamaba Juan Francisco Straparola.
Sólo sabemos de este
hombre que era un notable cuentista.
En aquel tiempo
Venecia era la maravilla del mundo y todos los sabios acudían a ella atraídos
por la fama de sus riquezas y sus grandes personalidades.
Straparola, que era
escritor, fue a Venecia porque era la ciudad más nombrada entre las que
cultivaban la industria de la impresión de libros, allí vivió muchos años en
una casa desconocida, junto a un antiguo canal, escribiendo sus cuentos, que
daban a luz las imprentas venecianas.
No se pueden
considerar cuentos de hadas todas las historias que escribió Straparola; pero
como se inspiró siempre en las leyendas populares, cuentos son, más que otra
cosa, la mayoría de sus escritos. A Juan Francisco Straparola se debe la
versión original del famoso cuento El gato con botas, aunque en ese primer
cuento, tal como lo cuenta Straparola, el ingenioso gatito no llevaba botas.
Hacia fines del siglo
xvii y a comienzos del xviii, “la riente Francia” era célebre por sus
cuentistas. Entonces fue cuando los famosos cuentos Barba. Azul, La bella
durmiente del bosque, La madre Oca, La bella y el monstruo, y otros muchos
tomaron la forma en que hoy son conocidos.
Los dos grandes
cuentistas de aquel tiempo fueron un parisiense llamado Carlos Perrault y una
condesa, madame de Aulnoy. Y tenemos que admirar tanto más los trabajos del
olvidado Straparola cuanto que sabemos que la condesa de Aulnoy, lo mismo que
Perrault, se inspiraron para escribir sus cuentos en las narraciones del
cuentista italiano, las cuales modificaron y relataron a su manera. Carlos
Perrault debió de ser un hombre excelente, afable y bondadoso ocupado en
asuntos del Estado, pues tenía a su cargo la conservación de los edificios
reales y era además miembro de la Academia de la Lengua , para haber tenido
humor y tiempo de relatar a sus hijos sus deliciosos cuentos y escribirlos para
los niños de todo el mundo.
Contaba ya cerca de
setenta años cuando se publicó el más importante de sus libros de cuentos,
dedicado a uno de los jóvenes príncipe de Francia. En dicho libro Perrault
hacía referir sus historietas a uno de sus propios hijos, lo cual no era más
que un medio simpático de recomendarlos a la juventud.
Perrault, no obstante
ser un hombre docto, jamás se avergonzó de haber establecido la moda de
escribir cuentos de hadas, la cual por entonces se extendió mucho entre señores
y señoras, que en ello ocupaban sus ocios. El título del libro de Perrault era:
Historia o cuento de los tiempos pasados, pero fue aún más conocido por este
otro: Cuentos de la madre Oca.
LA AUTORA DE “LA
CENICIENTA” Y MUCHOS OTROS CUENTOS INFANTILES
Una de las grandes
señoras con- temporáneas de Perrault, que se entretenían en escribir cuentos de
hadas, era la condesa de Aulnoy, María Catalina Jumel de Bernéville. La Cenicienta
y muchos otros cuentos infantiles fueron tomados por esta señora de los que
escribió Straparola.
Hubo otras muchas
señoras que en los tiempos de la condesa de Aulnoy se dedicaron a esta
deliciosa labor, pero ninguna logró distinguirse gran cosa, y como todas se
inspiraron en el no muy conocido autor que, cien años antes, escribía junto a
los canales venecianos, nosotros debemos admirar, sobre todo, al italiano.
Es muy probable que
los nombres de los autores que hemos mencionado sean desconocidos para muchos
de nuestros pequeños lectores, pero ahora nos ocuparemos de otros que son mucho
más familiares.
LOS HERMANOS GRIMM Y
LAS LEYENDAS ALEMANAS: “PULGARCITO”
Sentimos especial
placer al oír el nombre de Grimm. Pulgarcito, La reina de las abejas, Hartsel y
Gretel, El príncipe de las ranas, y tantos otros cuentos que los niños de todo
el mundo han leído desde hace un siglo, fueron escritos por dos hermanos
llamados Grimm, que vivieron en Alemania en la primera mitad del si- gb pasado.
Jacobo Grimm, el mayor de ellos, nació en la ciudad de Hanau, el 4 de enero de
1785, y su hermano Guillermo, el 24 de febrero de 1786.
Estos dos hermanos
parecían los menos aptos para dedicarse a escribir cuentos infantiles. Eran
hombres de estudio, graves, sobrios, dedicados al cultivo de la literatura y a la
enseñanza, y llegaron a ser profesores en la universidad de Berlín. Eran dos
verdaderos doctores que ansiaban, sobre todo, escribir obras destinadas a los
estudiantes. No obstante, casi sin darse cuenta, se hicieron famosos al
recopilar en un libro las antiguas leyendas alemanas. Sus libros han sido
traducidos a todos los idiomas del mundo, y el nombre de Grimm se hizo célebre
en Alemania, en el resto de Europa y en América.
En sus frecuentes
viajes por el campo, los hermanos Grimm se aproximaban a los humildes
campesinos para invitarles a que les refiriesen cuantas leyendas supieran.
HANS CHRISTIAN
ANDERSEN ERA HIJO DE UN ZAPATERO REMENDÓN
Otro hombre famoso
entre los escritores de cuentos de hadas es Hans Christian Andersen, el
notabilísimo cuentista danés, escritor de más importancia artística que los
hermanos Grimm.
Hans Andersen parecía
conocer las hadas y ser su amigo, pues la mayoría de sus cuentos maravillosos
tales como El pequeño Klaus, La sirenita, La casa de madera, Los cisnes salvajes,
El patito feo y La reina de las nieves no los aprendió de la gente del campo,
sino que se los sugirieron las hadas que poblaban su imaginación.
Podríamos decir que,
mientras Hans Andersen era particular amigo de las hadas, los hermanos Grimm y
los otros autores a quienes hemos mencionado, sólo hablaban de las hadas por
referencias.
Hans Christian
Andersen era un hombre extraordinario. Hijo de un pobre zapatero remendón,
nació en el año 1805 en la antigua ciudad de Odense, Dinamarca.
El zapatero remendón
era un hombre instruido a su manera, y se pasaba las noches leyendo libros a su
hijo Hans, quien fue creciendo hasta hacerse un muchacho alto y excesivamente
delgado.
Sus padres no se
mostraron muy exigentes respecto a su educación, la cual resultó bastante
irregular y defectuosa, pues el niño no frecuentaba la escuela asiduamente. Sin
duda su sensibilidad era más exquisita que la de sus condiscípulos y sus
nervios fácilmente irritables. Por ello su madre se vio obligada a solicitar
del profesor que no castigara nunca a su hijo Hans.
Cierto día, habiendo
olvidado el profesor la promesa hecha a la madre de Hans, le dio un palmetazo,
e inmediatamente el hijo del zapatero tomó sus libros y se marchó a su casa.
Entonces la madre lo mandó a otro colegio, donde conoció a una niña,
condiscípula suya, quien le dijo en cierta ocasión que su deseo más ardiente
era ser lechera en una casa de campo.
EL PRIMER CUENTO DE
HANS ANDERSEN Y sus RESULTADOS
¡Tú serás la lechera
de mi castillo cuando yo tenga castillo! Dijo bromeando Hans.
Y dibujó burdamente
en la pizarra su castillo imaginario. Las pequeñas hadas de su fantasía ya
estaban trabajando para Hans desde este preciso momento. El comenzó a inventar
y dijo a la niña que ‘procedía de una familia ilustre, si bien las hadas lo
habían cambiado de cuna a poco de haber nacido.
La muchacha se rio de
Hans y volviéndose a los demás colegiales, les dijo, burlándose:
¡Está tan loco como su
abuelo
En efecto, el abuelo de
Hans era loco, de suerte que la descortés acogida que mereciera su primer
cuento debió de herir en lo más íntimo al sensible joven.
NATHANIEL HAWTHORNE,
AUTOR DE “EL LIBRO DE LAS MARAVILLAS”
Uno de los más
notables escritores de cuentos de hadas vivió y murió en una de las más
hermosas regiones de Estados Unidos de América. Nos referimos a Nathaniel
Hawthorne.
Nació en 1804 en la
antigua ciudad de Salem, en el estado de Massachusetts, a unos 24 kilómetros de
la ciudad de Boston, y vivió entre gentes educadas en las viejas costumbres.
Fueron sus
antepasados, durante varias generaciones, gente de mar. Su padre, también
marino, no regresó de uno de sus largos y peligrosos viajes.
Nathaniel fue un
muchacho sentimental y soñador, orgulloso de sus valientes antepasados y de la
belleza de su madre.
Primero se dedicó a
los deportes con gran entusiasmo; pero a causa de un accidente sufrido mientras
jugaba a la pelota, se vio incapacitado para practicarlos durante algún tiempo.
Se dedicó entonces a
leer libros de entretenimiento, y entre ellos, con gusto especial, La reina de
las hadas y Los peregrinos.
En su, enfermedad
sufrió una grave recaída, y su convalecencia duro tanto tiempo que fue
aficionándose más y más a los libros, de manera que su accidente en los
deportes no puede considerarse como una des- gracia.
A causa de dicho
accidente, Nathaniel fue atesorando en su memoria las buenas enseñanzas de la literatura
inglesa, de la cual tomó el estilo fluido y brillante, que puso de manifiesto
tan pronto como se puso a escribir los cuentos que oía referir a la gente de la
antigua ciudad de Salem.
Había ya escrito
muchos cuentos antes de empezar el libro que hizo famoso su nombre, tan querido
de la juventud y el que le dio derecho a considerarse incluido en el grupo de
los “escritores amigos de las hadas”, El libro de las maravillas; este libro es
una deliciosa colección de cuentos, que figura entre las obras más notables de
esta amenísima literatura.
LAS ANTIGUAS LEYENDAS
GRIEGAS NARRA DAS POR NÁTHANIEL HÁWTHQRNE
Cuando Hawthorne
escribió La cabeza de Medusa, Las tres manzanas de oro, El vellocino de oro y
otros cuentos recomendables para los niños, los hijos del autor eran muy
pequeños.
Nathaniel, con su
estilo único por su brillantez y amenidad, nos refiere las leyendas de la
antigua Grecia, que contó primero a sus hijos, quienes tan felices se sentían
con oírle y tal atención ponían en lo que les contaba su padre, que habrían
podido repetir de memoria una buena parte de El libro de las maravillas antes
de que hubiera sido impreso.
Hay otros notables
autores de cuentos de hadas, entre ellos el estadounidense Joel Chandier
Harris, que nació en el año 1848 y murió en julio de 1908, a cuyo ingenio se
debe El tío Remus, una serie de cuentos de negros, muy originales.
Merecen citarse
también el español Antonio de Trueba, notable novelista, que escribió cuentos
infantiles de encantadora sencillez, y el poeta mexicano Juan de Dios Peza,
famoso por su poesía Soldados y muñecas, y otras, en que ‘figuran niños.
EL NACIMIENTO DE
“PINOCHO”
Por el año 1878
apareció en Italia un periódico para los niños: Giornale per i bambini. En
cierta ocasión, para completar el texto de sus páginas, el director le pidió
colaboraciones al escritor Lorenzini, conocido por el público con el nombre de
Collodi.
Una noche a Lorenzini
se le ocurrió inventar un personaje original, al que le puso el nombre de
Pinocho. La historia resumida del nacimiento de Pinochó, es así: un viejo
carpintero, Mastr’Antonio, al cual sus amigos llamaban Mastro Ciliegia (Maestro
Cereza) por el color rojo de su nariz, fue un día a componer la pata de un
taburete: tomó un trozo de palo y notó con asombro que la madera reía
suavemente o lloraba como una criatura. Y cuando fue a rebajarla con el formón,
oyó que le decía muy bajo: “No me golpees tan fuerte”.
Mastro Ciliegia le
regaló la tabla al tallista Gepetto, el cual fabricó un títere maravilloso que
sabía bailar, esgrimir la espada y dar saltos mortales. Sus andanzas dieron la
vuelta al mundo para deleite de generaciones de niños. Le avventure di Pinochio:
Storia di un burattino, en sus primeros tiempos fue ilustrada por Carlos
Mazzanti y posteriormente por Salvador Bartolozzi, y Walt Disney le dio nueva
vida en su película Pinocho.
“PETER PAN” QUERIA
SER SIEMPRE NIÑO PARA MANTENERSE PURO
El novelista escocés
Jaime Mateo Barrie, nacido en Forfarshire en el año 1860, fue autor de muchas
piezas infantiles. Su obra más famosa y que le dio renombre universal es una
obra teatral para niños titulada Peter Pan, basada en un cuento que él escribiera
años antes. A través de su protagonista, el niño Peter Pan, se crea el mito de
la infancia perenne; su héroe no quiere llegar nunca a ser hombre, pues ama la
edad de los juegos, de los ensueños y la pureza de corazón.
Los Escritores Celebres
También se acordaron de los niños.
Víctor Hugo, en El
arte de ser abuelo, escribió historias de hadas, y también lo hizo Dickens en
Canciones de
Navidad.
José Martí, el gran
poeta y prosista cubano, dejó escritas muchas narraciones infantiles en varios
de sus libros; y la famosa escritora Selma Lagerlof, en Viaje maravilloso de
Nils Holgerson a través de Suecia, realiza una sugestiva creación de fantasía.
LOS ANIMALITOS CON
ALMA: LAS CREACIONES DE WALT DISNEY
En el rincón
solitario de la redacción de un diario estadounidense trabajaba el dibujante
Walt Disney después que se habían retirado los redactores.
Un ratoncito que
venía a reclamarle migajas de su bizcocho, le perdió el miedo y ganó su
amistad. Otro le hubiera asustado quizás o le hubiera dado veneno, pero Disney
dibujó su graciosa figura una y otra vez y así nació un personaje que se haría
célebre: el ratón Mickey. Luego creó a Donald, el pato; Pluto, el perro; Bambi,
el cervatillo; Dumbo, el gracioso elefantito.
Todos sus personajes
y sus relatos infantiles están rodeados de un clima de ensueño y de lirismo;
los animales hablan y actúan como seres humanos, y lo vasto y trascendente de
su obra sitúa a Walt Disney a la misma altura de los grandes cuentistas de
todos los tiempos.
Ha llevado al cine
Blancanieves, Pinocho, Los tres cerditos, Peter Pan y otros personajes de la
literatura infantil universal.
Bibliografía:
El Nuevo Tesoro de la
Juventud, Editorial Cumbre, Tomo 05, México, 1976
Enciclopedia Microsoft® Encarta® 2003.
Nueva Enciclopedia Tematica Grolier 2012
https://www.ecured.cu
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