La Química y su Relación con la Tecnología,el Ser Humano, la Salud y el Ambiente
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Química es la ciencia de la materia y estudia la
composición, propiedades y estructura de las sustancias y las transformaciones
que éstas experimentan. En el estudio de la materia, la química también
investiga las interacciones que existen de ella con respecto a la energía y a
sí misma. Debido a la diversidad de la materia, que está compuesta de átomos,
los químicos frecuentemente estudian cómo los átomos de diferentes elementos
químicos de la tabla periódica interactúan para formar moléculas y cómo ellas
mismas interactúan unas con otras.
Química (palabra que podría
provenir de los términos griegos χημία o χημεία, quemia y quemeia
respectivamente)1 es la ciencia que estudia tanto la composición, estructura y
propiedades de la materia como los cambios que esta experimenta durante las
reacciones químicas y su relación con la energía. Es definida, en tanto, por
Linus Pauling, como la ciencia que estudia las sustancias, su estructura (tipos
y formas de acomodo de los átomos), sus propiedades y las reacciones que las
transforman en otras sustancias con referencia al tiempo.
La química moderna se desarrolló
a partir de la alquimia, una práctica protocientífica de carácter filosófico,
que combinaba elementos de la química, la metalurgia, la física, la medicina,
la biología, entre otras ciencias y artes. Esta fase termina al ocurrir la
llamada Revolución de la química, basada en la ley de conservación de la
materia y la teoría de la combustión por oxígeno postuladas por el científico
francés Antoine Lavoisier.
Las disciplinas de la química se
agrupan según la clase de materia bajo estudio o el tipo de estudio realizado.
Entre éstas se tienen la química inorgánica, que estudia la materia inorgánica;
la química orgánica, que estudia la materia orgánica; la bioquímica, que
estudia las substancias existentes en organismos biológicos; la fisicoquímica
que comprende los aspectos energéticos de sistemas químicos a escalas
macroscópicas, moleculares y atómicas, o la química analítica, que analiza
muestras de materia y trata de entender su composición y estructura.
Etimología
La palabra química procede de la
palabra «alquimia», un antiguo conjunto de prácticas protocientíficas que
abarcaba diversos elementos de la actual ciencia, además de otras disciplinas
muy variadas como la metalurgia, la astronomía, la filosofía, el misticismo o
la medicina. La alquimia, practicada al menos desde alrededor del año 330,
además de buscar la fabricación de oro estudiaba la composición de las aguas,
la naturaleza del movimiento, del crecimiento, de la formación de los cuerpos y
su descomposición, la conexión espiritual entre los cuerpos y los espíritus. Un
alquimista solía ser llamado en lenguaje cotidiano «químico», y posteriormente
se denominaría química al arte que practicaba.
A su vez alquimia deriva de la
palabra árabe al-kīmīā (الکیمیاء).
En origen el término fue un préstamo tomado del griego, de las palabras χημία o
χημεία (quemia y quemeia respectivamente). La primera podría tener origen egipcio. Muchos
creen que al-kīmīā deriva de χημία, que a su vez deriva de la palabra Chemi o
Kimi, que es el nombre antiguo de Egipto en egipcio. La otra alternativa es que
al-kīmīā derivara de χημεία, que significa «fusionar».
Historia
Desde la Prehistoria, la
curiosidad ha estimulado la reflexión y el proceso de aprendizaje de las personas a través de la investigación,
del ensayo y del error. Desde sus inicios, el ser humano ha transformado la
materia (recuerda que materia es todo aquello que ocupa un lugar y tiene masa)
mediante cambios físicos y químicos, pese a desconocer en un principio el
fundamento científico de esos cambios. Así, a través de los siglos, se dio el desarrollo de la ciencia y de la
tecnología.
Sin duda alguna, la tecnología se
desarrolló mucho antes. Se cree aproximadamente un millón de años, durante el
Paleolítico, cuando él era nómada, el gran descubrimiento fue producir y
mantener el fuego. En ese entonces las
personas sólo necesitaban herramientas sencillas que pocas transformaciones,
como tallar piedras para darles un uso práctico. El hacha de mano fue utilizada durante miles
de años; se cree que fueron de vidrio volcánico y que con el tiempo se
elaboraron con ellas numerosos objetos para tallar madera o hueso y también se
utilizaron como instrumentos de caza.
Durante el Neolítico, al
introducirse la agricultura, la ganadería y la vida sedentaria, surgió la
necesidad de herramientas más diversas y perfeccionadas. En esa etapa tuvieron
lugar muchos descubrimientos e inventos, entre ellos la cerámica y la
herbolaria, la extracción y el uso de pigmentos, la elaboración de vasijas, la
extracción de metales de los minerales, la producción de cerveza y vino
aprovechando la fermentación, y el uso de madera y barro cocido para construir,
todo gracias al dominio del fuego.
Uno de los inventos más
importantes fue la metalurgia, ya que los metales sirvieron para resolver
muchos problemas de la vida cotidiana. Este enorme cuerpo de conocimientos y
descubrimientos se hicieron de manera empírica, y así se lograron los primeros
avances tecnológicos.
Las primeras civilizaciones, como
los egipcios y los babilónicos, concentraron un conocimiento práctico en lo que
concierne a las artes relacionadas con la metalurgia, cerámica y tintes, sin
embargo, no desarrollaron teorías complejas sobre sus observaciones.
Hipótesis básicas emergieron de
la antigua Grecia con la teoría de los cuatro elementos propuesta por
Aristóteles. Esta postulaba que el fuego, aire, tierra y agua, eran los
elementos fundamentales por los cuales todo está formado como mezcla. Los
atomicistas griegos datan del año 440 A.C, en manos de filósofos como Demócrito
y Epicuro. En el año 50 Antes de Cristo, el filósofo romano Lucrecio, expandió
la teoría en su libro De Rerum Natura (En la naturaleza de las cosas)
Al contrario del concepto moderno
de atomicismo, esta teoría primitiva estaba enfocada más en la naturaleza
filosófica de la naturaleza, con un interés menor por las observaciones
empíricas y sin interés por los experimentos químicos.
En el mundo Helénico, la Alquimia
en principio proliferó en combinación con la magia y el ocultismo como una
forma de estudio de las substancias naturales para transmutarlas en oro y
descubrir el elixir de la eterna juventud. La Alquimia fue descubierta y
practicada ampliamente en el mundo árabe después de la conquista de los
musulmanes, y desde ahí, fue difuminándose hacia todo el mundo medieval y la
Europa Renacentista a través de las traducciones latinas.
La alquimia
La alquimia es una antigua
disciplina (algunos estudiosos consideran sus inicios antes de nuestra era,
otros en el siglo II de nuestra era) que combinaba principios de física,
química, medicina, astrología, espiritualismo y arte. Se practicó en
Mesopotamia, Persia, India, China, Egipto, Grecia y en los Imperios islámico y
romano, y luego en Europa central hasta el siglo xviii.
Los objetivos principales de los
alquimistas eran descubrir una sustancia que transformara los metales
ordinarios en oro y plata, y encontrar los medios para descubrir el elíxir de
la inmortalidad o piedra filosofal.
En la historia de la ciencia, la
alquimia (del árabe الخيمياء
[al-khīmiyā]) es una antigua práctica protocientífica y una disciplina
filosófica que combina elementos de la química, la metalurgia, la física, la
medicina, la astrología, la semiótica, el misticismo, el espiritualismo y el
arte. La alquimia fue practicada en Mesopotamia, el Antiguo Egipto, Persia, la
India y China, en la Antigua Grecia y el Imperio romano, en el Imperio islámico
y después en Europa hasta el siglo XVIII, en una compleja red de escuelas y
sistemas filosóficos que abarca al menos 2500 años.
La alquimia occidental ha estado
siempre estrechamente relacionada con el hermetismo, un sistema filosófico y
espiritual que tiene sus raíces en Hermes Trimegisto, una deidad sincrética
grecoegipcia y legendario alquimista. Estas dos disciplinas influyeron en el
nacimiento del rosacrucismo, un importante movimiento esotérico del siglo XVII.
En el transcurso de los comienzos de la época moderna, la alquimia dominante
evolucionó en la actual química.
Los alquimistas descubrieron
técnicas como la calcinación, la destilación y la sublimación e inventaron
equipo de laboratorio, como los hornos y el alambique, que aún se utilizan. No
desarrollaron métodos propiamente científicos ni hicieron mediciones
cuantitativas, pero ya representaban con distintos símbolos a las sustancias
que conocían.
Los alquimistas trabajaron con
oro, plata, plomo, hierro, mercurio, zinc, magnesio, azufre, arsénico, ácido sulfúrico,
ácido nítrico, acido cítrico, alcohol, amoniaco y pólvora.
En el plano espiritual de la
alquimia, los alquimistas debían transmutar su propia alma antes de transmutar
los metales. Esto quiere decir que debían purificarse, prepararse mediante la
oración y el ayuno.
Algunos científicos famosos,
entre ellos Isaac Newton (1642-1727), se dedicaron a la alquimia pues hasta el
siglo xvii en Europa se consideró una ciencia. El primer alquimista en la
Europa medieval fue Roger Bacon (12 14—1294), un monje franciscano que creía
que la experimentación era más importante que el razonamiento.
El alquimista más destacado
durante el Renacimiento fue Paracelso (1493—1541), quien promovió las
observaciones y los experimentos para entender el funcionamiento del cuerpo
humano. A él se le atribuye la frase “La dosis hace el veneno.” Más tarde,
Robert Boyle (1627—1691), reconocido por sus estudios sobre los gases, fue uno
de los primeros alquimistas que utilizaron el método científico en sus
investigaciones. Si realizaba un experimento anotaba dónde lo hacía, las
características del viento y las posiciones del Sol y la Luna, por si
resultaban ser relevantes. Este enfoque llevó al surgimiento de la química
moderna, a fines del siglo xviii, basado primordialmente en los descubrimientos
de John Dalton (1766-1844) y Antoine Lavoisier (1743-1794), quienes aportaron
un marco de trabajo lógico y cuantitativo que permite entender las
transformaciones de la materia y además, hacer predicciones.
Pero ciencias hay muchas. La
química estudia la materia, su composición, su estructura, sus propiedades y
sus transformaciones y, al igual que las matemáticas, tiene un lenguaje.
Química y salud
La gran importancia de los
sistemas biológicos hace que en la actualidad gran parte del trabajo en química
sea de naturaleza bioquímica. Entre los problemas más interesantes se
encuentran, por ejemplo, el estudio del plegamiento de proteínas y la relación
entre secuencia, estructura y función de proteínas.
Los avances en la química han
permitido mejorar la nutrición la atención sanitaria los métodos de Purificación
del agua y otros aspectos relacionados con la salud. Las aplicaciones de la
química son casi infinitas.
Los avances científicos y
tecnológicos se hacen evidentes por el aumento en los años promedio de vida, o
esperanza de vida; en 1975 ésta era de 60 años y aumentó a 68 años en 2003, y a
69 años en 2010 (figura 1.6). A pesar de ello, hay una diferencia notable entre
los países desarrollados y los países en vías de desarrollo (78.6 y 58.3 años),
pero considera que en Europa, a principios del siglo xx, la esperanza de vida
era de 46 años. Aun así no se trata solamente de vivir más, sino de la calidad
de vida.
La química está básicamente
involucrada en:
• El
diagnóstico de enfermedades
• Su
tratamiento (elaboración y síntesis de medicamentos)
• La higiene
• La nutrición
• El
desarrollo de prótesis y órganos artificiales
• La
elaboración de material quirúrgico y de curación
La química ha desempeñado un
papel muy importante en el diagnóstico de las enfermedades, mediante pruebas,
instrumentos y análisis químico clínicos.
Gracias a los avances en la
química se ha logrado aislar miles de principios activos de los medicamentos y
luego elaborarlos en los laboratorios.
Asimismo, la química tiene mucho
que ver con la asepsia de los centros hospitalarios y con los tratamientos, así
como con la higiene de los alimentos, con la elaboración de las vacunas y de
productos desechables que evitan contagios en el caso de enfermedades
infecciosas.
En los últimos años ha habido un
avance muy importante en el desarrollo de prótesis, hilos de sutura, clavos,
implantes dentales, dispositivos anticonceptivos y órganos artificiales, entre
otros. Actualmente muchos científicos están dedicados a estudiar los
biomateriales, es decir, aquellos diseñados para actuar dentro del cuerpo con
el fin de evaluar, tratar o reemplazar algún tejido, órgano o función del
organismo, para así aliviar el dolor, restituir las funciones y prolongar la
vida.
Los biomateriales conservan sus
propiedades físicas, químicas y mecánicas en el cuerpo humano. El conocimiento
y la aplicación de éstos involucran una gran cantidad de disciplinas,
incluyendo la metalurgia, la ingeniería y la computación.
Los biomateriales restituyen
funciones de tejidos vivos y órganos en el cuerpo. Por lo tanto es esencial
entender las relaciones existentes entre las propiedades, funciones y
estructuras de los materiales biológicos dado que las propiedades requeridas de
un material varían de acuerdo con la aplicación particular.
En realidad son muy pocos los
materiales biocompatibles que son aceptados por todo cuerpo, de ahí que no
pueda clasificarse un material como tal de forma definitiva. Algunos de los
materiales biocompatibles más comunes son el titanio para implantes o el acero.
Piensa solamente en el
descubrimiento de la anestesia y en los “perversos” plásticos. El cuidado de la
salud sería imposible sin los plásticos, que son esenciales debido a sus
propiedades: bajo peso, bajo costo, durabilidad, transparencia y compatibilidad
con otros materiales. Piensa en las jeringas desechables, en las válvulas
cardiacas hechas de plásticos, en los catéteres para administrar medicamentos o
para “desbloquear” arterias. Los plásticos también se usan para desarrollar las
prótesis que pueden corregir deficiencias, como los aparatos para sordos y las
córneas artificiales, e incluso sustituir piernas y brazos.
En el mundo actualmente hay una
gran demanda de artículos de pvc (policloruro de vinilo, un plástico), en
especial en el ámbito higiénico y sanitario, debido a su claridad óptica y a
que no reacciona con los fluidos biológicos. Se emplea en bolsas de transfusión
sanguínea, tubos de transfusión intravenosa, catéteres, sistemas de
alimentación gástrica, respiradores, etcétera.
Clínicas del dolor
Un analgésico es un medicamento
que calma o elimina el dolor; hay varios tipos, que incluyen desde una
aspirina, que es un analgésico suave, hasta los llamados opiáceos mayores, que
son los más potentes conocidos, entre los que se encuentra la morfina. Aunque se puede usar el término para
cualquier sustancia, es decir, cualquier medio que reduzca el dolor,
generalmente se refiere a un conjunto de fármacos, de familias químicas
diferentes que calman o eliminan el dolor por diferentes mecanismos.
El dolor provoca desequilibrios
fisiológicos, funcionales, emocionales, sociales y económicos. Este problema es
frecuente en la sociedad y se produce por diversas causas, entre ellas el
cáncer, considerado un problema mundial de salud.
Debido a las razones anteriores
se han creado las clínicas del dolor. Su misión no es sólo aliviar con
medicamentos el dolor crónico de cualquier persona, sino también los síntomas
que se asocian a éste, y darle una atención integral que mejore su calidad de vida.
Química y ambiente
El uso masivo de productos
químicos (medicamentos, detergentes, plaguicidas, etc.) genera una gran
cantidad de residuos químicos, y de ahí la idea de que “la química es dañina”.
Sin embargo, la química es una de las ciencias más comprometidas en resolver
los problemas ambientales; los químicos determinan el impacto de las sustancias
químicas; preparan sustancias para atenuar efectos tóxicos; desarrollan
procesos de separación de sustancias tóxicas y de purificación de aguas residuales;
y elaboran plaguicidas y fertilizantes cada vez más efectivos y menos
contaminantes, que favorecen a millones de personas con el incremento en la
producción de alimentos, entre muchas otras actividades.
La naturaleza sin fronteras de la
atmósfera y los océanos ha dado como resultado que el problema de la
contaminación sea considerado a nivel mundial, especialmente cuando se trata el
asunto del calentamiento global. Recientemente ha sido utilizado el término
contaminante orgánico persistente para describir un grupo de sustancias
químicas entre los que se encuentran: los PBDE, los PFC, etc. Debido a la falta
de experimentación, sus efectos se desconocen en profundidad, no obstante, han
sido detectados en varios hábitats ecológicos aislados de los centros de
actividad industrial como el ártico, demostrando así su difusión y
bioacumulación a pesar de haber sido usados de manera extensa por un breve
periodo de tiempo.
La investigación química también
ha contribuido a disminuir la concentración de gases de efecto invernadero en
la atmósfera y ha desarrollado procesos que suprimen o minimizan su emisión
mediante su captura o transformación.
Se sabe que la combustión de los
derivados del petróleo, sea en el transporte en las centrales térmicas, genera
sustancias que causan directamente los problemas del efecto invernadero y la
lluvia ácida. Para evitar estos problemas, en 1970 se desarrolló el biodiesel,
un biocombustible que no contiene azufre y además se obtiene a partir de grasas
vegetales y animales; reduce en un 80% las emisiones sustancias tóxicas y es
biodegradable.
El biodiésel (biocombustible) es
un líquido que se obtiene a partir de lípidos naturales como aceites vegetales
o grasas animales, con o sin uso previo,1 mediante procesos industriales de
esterificación y transesterificación, y que se aplica en la preparación de
sustitutos totales o parciales del petrodiésel o gasóleo obtenido del petróleo.
También ya se ha obtenido biodiesel
a partir de aceite de microalgas. Este proceso tiene la ventaja de que no
requiere mucha agua, y tampoco que se deforesten grandes zonas que pueden
utilizarse para cosechar alimentos. Se estima que, con las tecnologías
actuales, de una hectárea2 de algas anualmente se podrían obtener
más de 20000 litros de biocombustible. Las algas sólo requieren agua, luz y
dióxido de carbono (CO2), el cual puede obtenerse de las chimeneas
industriales, lo que, además, reduciría en forma significativa la concentración
de este gas, uno de los principales causantes del efecto invernadero.
Actualmente los científicos llaman a las algas el “petróleo biológico”, pues es
un recurso renovable que absorbe CO2
en un ciclo sin fin.
Otras biotecnologías que se
emplean para eliminar contaminantes del suelo y el agua son la biorremediación,
que consiste en el uso de microorganismos para degradar las sustancias tóxicas
en otras menos dañinas; y la fitorremediación, en la cual se emplean plantas o
árboles con el mismo fin. Se conocen alrededor de 400 especies de plantas con
capacidad para absorber selectivamente alguna sustancia potencialmente dañina;
en la mayoría de los casos, no se trata de especies raras, sino de cultivos
comunes.
Química verde y desarrollo sustentable
La actividad industrial
desarrollada desde inicios de la Revolución Industrial y durante todo el siglo xx
elevó la calidad de vida del ser humano, pero también provocó graves problemas
de contaminación del medio ambiente. Por ello en 1991 se creó formalmente la
Química verde, que se define de la siguiente manera:
“La invención, el diseño y la
aplicación de productos y procesos químicos para reducir o eliminar el uso y la
generación de sustancias peligrosas.”
La justificación del desarrollo
sostenible proviene del hecho de que el hombre habita en un planeta finito pero
tiene patrones de consumo desmedidos. En la Tierra se tienen recursos naturales
limitados (nutrientes en el suelo, agua potable, minerales, etc.), susceptibles
de agotarse. Otro factor es el hecho de la creciente actividad económica sin
más criterio que el económico mismo, tanto a escala local como planetaria. El
impacto negativo en el planeta puede producir graves problemas medioambientales
que resulten incluso irreversibles.
La Química verde tiene doce
principios, entre los cuales se encuentran: generar menos residuos, diseñar
procesos químicos empleando sustancias no tóxicas, usar materias primas
renovables o métodos que no dañen el ambiente, diseñar productos
biodegradables, diseñar productos más seguros y de menor toxicidad, y analizar
continuamente los niveles de contaminación.
La Química verde y otras
disciplinas amigables con la naturaleza se consolidaron después de la
Declaración de Río sobre el medio ambiente y el desarrollo sustentable, que en
1992 proclamó: “Los seres humanos constituyen el centro de las preocupaciones
relacionadas con el desarrollo sustentable; ellos tienen derecho a una vida
saludable y productiva en armonía con la naturaleza”.
Gracias a la Química verde se han
desarrollado, por ejemplo, combustibles libres de plomo, una sustancia que
contamina el ambiente, y convertidores catalíticos, que transforman los
productos de desecho de la combustión de la gasolina en gases menos dañinos.
Otro caso es el de la quitina,
presente en grandes cantidades en los caparazones de camarones, cangrejos y
langostas, a partir de la cual se obtiene quitosano, una sustancia que se usa
como materia prima para elaborar materiales ortopédicos y de sutura
biodegradables. Por otro lado, las proteínas de la soya, la caseína y el gluten
se investigan como posibles materias primas en la fabricación de envolturas
para los alimentos.
Los residuos de alimentos, además
de aprovecharse en la producción de combustibles, tienen otros usos; por
ejemplo, el almidón se utiliza como materia prima para producir adhesivos en la
industria del papel. Antes, para obtener papeles blanqueados se utilizaba
cloro, que es una sustancia muy tóxica y corrosiva, además de que genera
residuos que producen cáncer. En los últimos años se ha desarrollado una
tecnología para blanquear la pulpa del papel con agua oxigenada; en este
proceso el único subproducto es agua, lo cual lo hace un proceso amigable con
el ambiente.
Como se sabe, cada año se
producen y desechan cientos de millones de toneladas de plásticos. Sabemos
también que, en términos generales, los plásticos derivados del petróleo tardan
decenas o cientos de años en degradarse y su acumulación genera una
contaminación enorme. Pero desde 1997 se han desarrollado tecnologías para
producir plásticos biodegradables usando como materia prima ácido láctico,
subproducto de la industria lechera o producido por fermentación de biomasa.
Síntesis química y nanotecnología
Síntesis química es el proceso
por el cual se producen compuestos químicos a partir de simples o precursores
químicos. Su rama más amplia es la síntesis orgánica. También es realizada por
los organismos vivientes en su metabolismo.
El objetivo principal de la
síntesis química, además de producir nuevas sustancias químicas, es el
desarrollo de métodos más económicos y eficientes para sintetizar sustancias
naturales ya conocidas, como por ejemplo el ácido acetilsalicílico (presente en
las hojas del sauce) o el ácido ascórbico o vitamina C, que se encuentra de
forma natural en muchos vegetales.
Otra de las características que
distingue a la química de otras ciencias es que los químicos sintetizan, es
decir, crean nuevas sustancias que no existen en la naturaleza como tales. Se
calcula que cada año se sintetizan en el mundo millones de sustancias nuevas.
El descubrimiento de los polímeros naturales como la celulosa, y la síntesis de
otros, entre ellos los plásticos, han revolucionado el mundo.
Actualmente se puede invertir el
proceso: en vez de obtener una nueva sustancia y ver para qué sirve, se parte
de un conjunto de propiedades deseadas y se diseña y sintetiza una sustancia
con esas características. Como ejemplo tenemos la industria de los plásticos y
la farmacéutica. Todo ello ha sido posible gracias al conocimiento teórico de
la química.
Actualmente hay catalogados unos
once millones de productos químicos de síntesis y se calcula que cada día se
obtienen unos 2000 más.
El progreso científico ha
permitido un gran desarrollo de las técnicas de síntesis química, como la
síntesis en fase sólida o la química combinatoria.
La nanotecnología es la
manipulación de la materia a escala nanométrica. La más temprana y difundida
descripción de la nanotecnología1 2 se refiere a la meta tecnológica particular
de manipular en forma precisa los átomos y moléculas para la fabricación de
productos a macroescala, ahora también referida como nanotecnología molecular.
Subsecuentemente una descripción más generalizada de la nanotecnología fue
establecida por la Iniciativa Nanotecnológica Nacional, la que define la
nanotecnología como la manipulación de la materia con al menos una dimensión
del tamaño de entre 1 a 100 nanómetros.
Muchos científicos consideran que
estamos en la era de la nanotecnología, que busca aplicación a los fenómenos
que suceden en la nanoescala. La nanociencia es un conjunto de conocimientos y
técnicas que permiten observar, caracterizar, entender y predecir las
propiedades de objetos y estructuras cuyo tamaño varía entre 1 y 100 nanómetros
(nm); 1 nanómetro es la millonésima parte de un milímetro. Mediante diferentes técnicas nanométricas y el
control del tamaño de los nanobjetos pueden modificarse propiedades como la
conductividad eléctrica, la reactividad química, la elasticidad, la
magnetización y el color, entre otras. Por ejemplo, el oro, que normalmente es
amarillo, muestra distintas tonalidades según el tamaño y la forma de la
nanopartícula.
Seguramente aún están por
descubrirse muchas más aplicaciones de los nanomateriales.
Bibliografía:
www.nanotecnologia.cl
www.libros.conaliteg.gob.mx
www.pixabay.com
Enciclopedia Microsoft® Encarta® 2003.
Nueva Enciclopedia Tematica Grolier 2012
https://www.ecured.cu
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